Circulacion en Rotondas

 

 

 

CIRCULACIÓN POR ROTONDAS
El fenómeno de la circulación masiva de vehículos por nuestras vías, asociado a las características de cada una de ellas, en cuanto al volumen que sostienen diariamente, ha provocado innumerables problemas en puntos considerados como conflictivos por la confluencia de varias vías en un pequeño espacio, o bien porque en la ubicación urbanística tenga una especial consideración en el tránsito por zonas especialmente intensas.

La evolución en el estudio de soluciones viales a los problemas de accidentalidad, y también de paralización del ritmo del tráfico, incorporó hace algunos años el desarrollo de las rotondas (implantación por observación de resultados positivos en otros países europeos). La supresión de intersecciones conflictivas y el cambio por rotondas, desencadena una fluidez en el tráfico que además le proporciona unos términos de seguridad importantísimos.

La rotonda o glorieta, se define en el Anexo I de la Ley de Seguridad vial, punto 79. Se entiende por glorieta un tipo especial de intersección caracterizado por que los tramos que en él confluyen se comunican a través de un anillo en el que se establece una circulación rotatoria alrededor de una isleta central. No son glorietas propiamente dichas las denominadas glorietas partidas en las que dos tramos, generalmente opuestos, se conectan directamente a través de la isleta central, por lo que el tráfico pasa de uno a otro y no la rodea.

En cuanto a la normativa que afecta a las glorietas y la circulación por ellas, en ausencia de artículos específicos que lo contemplen, la Ley de Seguridad Vial es de aplicación en sus artículos 14,17,21, y 28.

Para una fácil comprensión de esta normativa de referencia, al no tratarse específicamente de forma exclusiva, el primero que hay que mencionar es el artículo 21, apartado 2.c, donde se indica que en las glorietas, los que se hallen dentro de la vía circular, tendrán preferencia sobre los que pretendan ingresar a ella. Si este criterio no puede cumplirse por razón del tráfico, deberá estar debidamente señalizado. En ausencia de señalización, rige el criterio general expresado.

Seguidamente, en lo que respecta a la forma de circular por las glorietas, el artículo 17 indica que se circulará por la parte de la calzada que queda a la derecha de los mismos, es decir, en sentido contrario a las agujas del reloj, aún cuando nuestro destino estuviese más próximo si lo hiciésemos en sentido contrario.

Continuando con el sentido normativo, el artículo 14 hace referencia a la utilización de carriles en las vías, por lo que será conveniente distinguir entre glorietas con un solo carril de circulación; o más de un carril. Así, cita el apartado 1.d, que cuando se circule por calzadas de poblados con al menos dos carriles reservados para el mismo sentido, delimitados por marcas longitudinales, podrá utilizarse el que mejor convenga a su destino, pero no deberá abandonarlo más que para prepararse a cambiar de dirección, adelantar, parar o estacionar. En el caso de las glorietas, para los cambios de dirección.

En la misma línea, el artículo 28.2, y conforme se ha citado anteriormente sobre los cambios de dirección, indica que toda maniobra de desplazamiento lateral que implique cambio de carril, deberá llevarse a efecto respetando la prioridad del que circule por el carril que se pretende ocupar.

A modo de resumen, por tanto, la circulación por las rotondas o glorietas, debe hacerse del siguiente modo:
1.- Tienen preferencia los que circulan por la rotonda ante los que pretenden acceder a ella, para los que existe señalización de obligación de ceder el paso.
2.- Una vez que se circula por la rotonda, hay que hacerlo en sentido contrario al de las agujas del reloj, dejando la parte central de la glorieta que no es calzada, a la izquierda.
3.- Podemos utilizar cualquier carril de la rotonda, dependiendo de la salida que debamos tomar, y por ello, hay que elegir bien el carril que mejor se adapte a nuestro destino. Para no entorpecer la circulación, si queremos hacer un giro a la derecha, o seguir de frente, utilizaremos el carril situado más a la derecha. Si el giro es a la izquierda, utilizaremos los interiores, que iremos abandonando paulatinamente a medida que nos acerquemos a la salida, para intentar, en la medida de lo posible, y con toda la seguridad posible, llegar al carril de la derecha para abandonar la rotonda.
4.- En todo caso, hay que señalizar los cambios de carril dentro de la rotonda, conforme al artículo 109 del Reglamento General de Circulación, advirtiendo al resto de usuarios de nuestra maniobra; y por supuesto, y más importante aún, señalizar la salida que vamos a tomar, con suficiente antelación (para evitar esperas innecesarias a quienes pretenden acceder a la rotonda).

(VER TAMBIÉN COMENTARIOS DEL POST PARA COMPLETAR INFORMACIÓN SOBRE PREFERENCIAS).

En cuanto a los peligros que pueden derivarse de la circulación por rotondas, es muy común que quien no conoce la vía por la que circula, no sabe exactamente dónde se encuentra la salida que debe tomar, y por tanto, no ha elegido el carril adecuado para el destino. Así, ocurre que se invade inconscientemente otro carril, pensando con cierto temor en que perdemos nuestra salida. Realmente, el comportamiento adecuado en caso de que nos equivoquemos, supone un daño muy pequeño. La posibilidad de continuar la circulación dentro de la rotonda, y dar un giro completo para volver a intentar salir adecuadamente, es la opción más correcta que tenemos que tener siempre en mente, como respuesta automática asociada a la seguridad vial, y evitar cualquier tipo de accidentalidad indeseada, e involuntaria. Otro error común, y muy peligroso, es la velocidad de acceso a las rotondas, que suele ser muy superior a la permitida. De este modo, se producen aceleraciones innecesarias que desencadenan la utilización inadecuada y negativa de los carriles de las rotondas, invadiéndolos descontroladamente y sin ningún tipo de señalización.

Si reparamos en los peligros que podemos ocasionar dentro de una glorieta, por nuestra circulación errónea, tenemos que ser conscientes de que la solución pasa por aprender a circular adecuadamente, en nuestro beneficio, y en el del resto de usuarios. Existe un artículo interesante, en la revista de la DGT, número 188, Enero-Febrero de 2008, sección "LA PLUMA", de Lorenzo Silva, escritor, que analiza las rotondas desde una perspectiva crítica pero aprovechable en sus recomendaciones en términos de seguridad (pinchar aquí para ver el artículo).

Más modernas, son las TURBOGLORIETAS o TURBORROTONDAS, que tienen una estructura similar a las glorietas o rotondas, con la salvedad de que las lineas de carriles son continuas, y es el propio carril el que guía a los conductores hacia la salida. Es, por llamarlo de algún modo, una rotonda inteligente, que proporciona mayor seguridad vial al eliminar la confusión que se genera en muchas ocasiones por no saber ni cómo entrar, ni cómo salir. Con las turboglorietas, desde el carril de acceso a ella, se está eligiendo la salida/destino, y una vez que se entra, te guía completamente hasta el punto por donde debe abandonarse. El régimen de preferencias y utilización de carriles, es mucho más ordenado.

En algunos puntos de España se están implantando a nivel experimental, aunque en el país origen de la iniciativa, Holanda, son más habituales.